martes, 17 de junio de 2014

DULCE PONTES: UN ÁNGEL TOCADO POR LA MANO DE DIOS







Si quedan claros estos términos y me los aceptas nos vamos los dos para arriba a hacerle a ese Ángel divino de Dios un pedazo de reportaje”.

Así es como me presentó mi buen amigo José Bayón la idea que había estado cocinando durante meses y de la cual me hizo partícipe en cuanto tuvo la confirmación de que el proyecto era viable. Un proyecto a todas luces complicado ya que había muchos elementos difíciles de controlar a priori, como la iluminación o las localizaciones.
Como aficionada a la buena cocina, por continuar con el símil, no dudé en ningún momento poder deleitarme con el bocado tan apetitoso que me ofrecían, una sesión de fotos con Dulce Pontes, aunque tengo que confesar que mi primera sensación fue la de respeto y un poco de miedo al pensar que no daría la talla.

José Bayón (www.josebayon.es), vive con pasión la fotografía y es un mago de la luz y la expresión artística.  Magnífico profesional y mejor persona, tiene la capacidad de trasladarte al mundo que él está visualizando y envolverte de forma que te atrapa con sus imágenes de manera irremediable.
Dulce Pontes está considerada como una de las mejores artistas dentro del panorama musical portugués e internacional (www.dulcepontes.es, www.dulcepontes.info), lleva más de veinte años de carrera musical y ha colaborado con artistas de la talla de Ennio Morricone, Andrea Bocelli o José Carreras.



Nuestra aventura por tierras portuguesas duró dos días con sus dos noches. Dos jornadas intensas, que dieron para mucho, a juzgar por el resultado. La idea era conseguir captar mediante imágenes el alma y la poesía de Dulce.  Y creo, sin lugar a dudas, que lo conseguimos, sí, lo conseguimos entre los tres, José con su arte detrás de la cámara, Dulce dejándose hacer y dejándose llevar y una servidora haciendo lo que le gusta y mejor sabe hacer. Maquillaje, peluquería, estilismo, atrezzo, ayudante de iluminación, nada se resiste cuando crees en lo que estás haciendo y lo pones todo para alcanzar la meta.


De este viaje me traigo recuerdos maravillosos que siempre me acompañarán, el cosquilleo en el estómago cuando sentados en la pizzería esperábamos como dos niños pequeños el momento del encuentro tan esperado, la sensación de estar metida hasta el cuello en algo “grande”, el cariño con el que Dulce nos trató en todo momento, los  momentos de espera o los pelos de punta escuchándola cantar “La Boheme” sólo para nosotros sentada delante de su piano. 


Pero sin duda, lo que más y mejor guardaré para siempre, es lo que he aprendido en este viaje, he aprendido que si uno se propone una meta, y tiene fe, y ánimo y coraje, siempre se puede conseguir. He aprendido a valorar la belleza en cada detalle que pasa por delante de tus ojos,  en un matiz de color, en una nota de una canción, en una expresión; he aprendido que la ilusión tiene que ser mi guía en todos mis proyectos, y he aprendido que nunca, nunca quiero dejar de aprender, y por eso os doy las gracias Dulce, José.  




Todavía no he encontrado el modo de agradecer a José la oportunidad que me brindó, pero estoy segura de que poco a poco, sin prisa, irán surgiendo oportunidades. Y cuando surjan, no lo dudo ni un segundo, allí estaré.

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